Onomástica de San Francisco de Asís. Balcones engalanados. Calles decoradas. El barrio entero de Capuchinos se prepara para recibir a uno de los suyos. Ese Cristo que cada Domingo de Ramos es el ancla al que se agarra una hermandad que conoce a la perfección aquello de no guardarse nada para sí, y entregarlo todo al que más lo necesita.
El pasado 4 de octubre de 2025 quedará grabado para siempre en la historia de nuestra formación. Por primera vez, tuvimos el privilegio de acompañar a Nuestro Padre Jesús de la Soledad, titular de la Hermandad del Dulce Nombre, en su salida extraordinaria con motivo del XXV aniversario de su bendición. Una cita muy esperada por la Málaga cofrade, que anhelaba ver al Señor recorrer las calles del barrio de Capuchinos.
Nada más llegar a la casa hermandad de Crucifixión, enseguida notamos que esto no se trataba de una salida más. La Hermandad, acompañada de un cortejo impecable y arropada por miles de personas, ofreció una salida que supo conjugar la esencia de su barrio, con la solemnidad que caracteriza a esta entidad.
La procesión transcurrió por calles cargadas de historias para la entidad, envueltas en ese ambiente único que solo Capuchinos sabe ofrecer cuando su Cristo de la Soledad está en la calle.
Entre los muchos instantes vividos, hay tres que permanecerán imborrables. El primero, la subida al Cementerio de San Miguel al son de Nazareno del Paso: la tenue luz, el silencio respetuoso y el marco del lugar convirtieron aquel momento en un homenaje íntimo a quienes ya descansan allí. Más adelante, el paso por Calle Tizo con la marcha El Día del Señor marcó uno de los puntos culminantes del recorrido. La cercanía del público y la estrechez de la calle hicieron que cada nota resonara con fuerza, llegando de lleno a quienes aguardaban la dulce mirada del Señor. Finalmente, el encuentro con la Virgen del Dulce Nombre, en la Pastora, cerró la jornada con un instante pleno de significado, con la Hermandad reunida ante las dos imágenes que dan sentido a su historia.
Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a la Hermandad del Dulce Nombre por confiar en nuestra música para un día tan especial, al barrio de Capuchinos por su caluroso abrazo, y a toda la Málaga cofrade por acompañar con tanto cariño cada momento de esta jornada.
Acompañar al Señor de la Soledad en su aniversario de bendición ha sido, para nuestra banda, un honor profundo y un motivo de orgullo. Un día que quedará guardado entre los recuerdos más especiales de nuestra historia, y que reafirma el compromiso de seguir llevando nuestra música allí donde se encuentre el corazón de Málaga.



